jueves, 16 de enero de 2014

Más confianza, menos glamour

Pasan los meses, y en la pareja se van perdiendo algunos detalles del comportamiento que fueron fundamentales a la hora de la conquista y el enamoramiento. ¿Hasta dónde nos bancamos los “deslices”?, ¿Soportar es amar?
Al principio de toda relación, los gestos, las atenciones, cada uno de los comportamientos que realizamos frente al otro son para llamar su atención, sorprender, enamorar y endulzar su visión sobre nosotros.
La dama y el caballero van descubriéndose casi seres perfectos de la armonía, la delicadeza y la perfección. Pero bien, el cuento de hadas no dura tanto y van apareciendo las verdaderas tácticas de la cotidianidad.
Al relajarnos (esto sucede cuando ya hemos conquistado o fuimos conquistados) van reluciéndose algunos aspectos que no habíamos mostrado antes. Los flecos se hacen cada vez más insostenibles y es allí donde se evalúa el grado de amor/tolerancia que existe en esa pareja.
Muchas parejas dan su parecer acerca del límite que existe entre la pérdida del glamour en la pareja, el amor sobrenatural que debe reinar y el papel indiscutible que cumple el respeto en todos los casos.
“Ni bien empezamos a convivir, él me despertaba llevándome una taza de café a la cama. Fue lo que me conquistó. Después de tres meses, este detalle pasó al recuerdo. Incluso no sé en qué momento terminé levantándome yo antes para preparar el desayuno”.( Gran amiga Karina G)
“Uf!!, varias cosas se dejan de tener en cuenta. No abro más la puerta del acompañante para que ella suba al auto. No llego más con chocolates a casa, algo que yo sé que la derretía en la época de noviazgo. Y ella ya no se depila seguido, tampoco presta mucha atención a los cabellos que deja en la ducha”. Luis F.
“Yo por ejemplo jamás iba al baño cuando estaba en la casa. Trataba de mentalizarme de que esto no podía suceder, y no sucedía. Pasados algunos meses, me relajé y lentamente le fui demostrando que era tan humana como cualquier otra persona!!” (risas). Carlita Vanegas.
“Los masajes. Esto fue lo realmente me conquistó de mi pareja. Tenía unas manos increíbles para partirte la espalda. Cada noche teníamos el ritual de cremas, sahumerios, velas, aceites, música… Nunca faltaba nada para las sesiones de masajes. Obviamente, pasó el tiempo y ya no había cremas, ni aceites, ni velas, ni mucho menos ganas de hacer masajes. De todas formas, todo es trueque en la vida. Así que cuando ella quiere algo, es intercambiado por masajes”. Fabián P.
La lista de detalles abandonados, echados al olvido de la guerra ganada es interminable; y la verdad que si nadie se quejara no habría problema. El nudo de la cuestión reside cuando comienzan los primeros reclamos. O si ante el silencio, vamos cargando en nuestra mente y espalda todo aquello que alguna vez nos enamoró y que terminó siendo un terrible chasco.
El secreto es soportar. Se soporta porque se ama y cuando esto se logra, se evita mirar al otro con defecto. Esas imperfecciones terminan siendo una opción para comprender el verdadero valor de estar con esa persona. Si va todo bien, no resulta muy corajudo permanecer y perdurar, en cambio cuando vemos estos aspectos “grises” en la relación es cuando probamos el grado de solidez que existe. Si no se logra dar este paso, seguramente caeremos en la desilusión, nos desenamoramos y la pareja termina disolviéndose.
La mejor opción será entonces poner en movimiento la estimulación. Estimular las viejas costumbres es el remedio que sana, que re-enamora y que al recordar (volver al corazón) los gestos más genuinos tanto de la dama como del caballero, nos hacen poner nuevamente en la ruta de la conquista. Optemos entonces por aceptar la huída del glamour, pero con la condición de generar de vez en cuando la vuelta de las viejas costumbres, como condimento de una nueva conquista.
Compartiendo un poco tu amiga siempre:
                                                                                  Mafer.

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