martes, 15 de julio de 2014

Volver con el ex

Cambiar un punto final por un punto y seguido... ¿Qué deben tener en cuenta las personas que deciden volver con una ex pareja?

“Sé que no es el hombre con el que quiero pasar el resto de mi vida”, explica Jéssica, de 37 años. Tras diez años de relación de pareja con un paréntesis de unos meses y otro de casi dos años, está convencida de que ha puesto, definitivamente, el punto final. “Nuestra historia empezó a distancia, porque él vivía en Guatemala y yo en New Jersey. Y lo dejé porque él estaba más comprometido con su trabajo que conmigo”. ¿Y cuál fue el principal motivo que les llevó a retomar la relación? “Puës que no dejamos de querernos y que, al menos por mi parte, yo no encontré durante el tiempo que estuvimos separados a un hombre que me pareciera tan especial como él”.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2010 se rompieron 110.321 matrimonios. No se contabilizan, por tanto, las parejas que no estaban casadas pero que también finalizaron su relación. Así que cada año decenas de miles de personas se quedan solteras. Antes o después seguramente encontrarán una nueva pareja. Pero ¿por qué vuelven las parejas que vuelven? Parship, agencia on line para la búsqueda de pareja, realizó un estudio el año pasado con más de 2.300 personas, a las que preguntó por los motivos que les habían llevado a volver con un ex. ¿Ansias de conservar la media naranja? ¿Almas gemelas que supieron arreglar los conflictos que les distanciaban? ¿Un triunfo incontestable del amor?.
 El 70% de las mujeres encuestadas admitieron que habían dado una segunda oportunidad a un ex “aún sabiendo que dicha relación no les convenía en absoluto”. Mientras que el 71% de los hombres (por el 52% de las mujeres) habían “retomado una relación, no por amor o cariño, sino simplemente por el hecho de no sentirse solos”. Si hacemos caso a estas estadísticas, muchos reinicios sentimentales están escritos con menos poesía de la esperada.
“Creo que la mayoría de las personas se separa hoy en día porque tiene una idea muy equivocada de lo que es el amor – explica Isabel Menéndez, psicoanalista y autora del libro La construcción del amor (editorial Espasa)–, y vuelven por los mismos motivos erróneos. Creen que el otro no les va a frustrar nunca. Pero el amor no tiene que ver con eso. Debe haber cierto grado de frustración para que haya amor, porque eso activa el deseo, el motor de la vida. Hay que salir del enamoramiento, que es una especie de enfermedad y tiene que ver con la idealización. Cuando idealizamos también exigimos mucho. Y es fácil caer, entonces, en una frustración insoportable”. La antesala de la ruptura, aunque sea temporal.
Tal vez el amor sea un ingrediente importante pero no el único para reiniciar una relación. “Hay parejas que no se quieren, pero saben convivir, y hay otras que, queriéndose, no saben soportar una convivencia”, apunta Pilar Varela, psicóloga y autora del libro Amor puro y duro (editorial La Esfera de los Libros). Y es que no siempre la razón para volver es el amor o el haber conseguido arreglar los conflictos que dinamitaron la relación. Como señala María del Mar Martín, psicoanalista del Espacio Psicoanalítico de Barcelona, el menú de motivos que no tienen que ver con el amor es de lo más amplio: “Miedo a la soledad, sentir que la vida que te daba esa persona no te la va a dar nadie, autoengañarse creyendo que la historia que se acabó no era tan mala, creer que las cosas van a cambiar de forma mágica”. Sin olvidar que, con el paso del tiempo, una pareja se puede ir convirtiendo, también, en una empresa familiar. Las parejas de larga duración suelen tener casi todo en común: hijos, amigos, propiedades… “Y muchas personas eligen volver porque tras la ruptura se han quedado muy solos, sienten que lo han perdido todo”. 
 Andrés, de 39 años, lo tiene muy claro. “No debí hacer la goma tanto tiempo”. Traducido: Ángel considera que perdió el tiempo empezando y acabando varias veces su anterior relación. Pero hasta que esta finalizó definitivamente, “rompimos tres veces, durante unos meses cada vez. Y siempre había algo que me llevaba a ella. Al principio sí que estaba enamorado y la quería. Pero luego… ya no diría que fuera amor, sino una especie de enganche emocional. Yo sabía que no iba a estar con ella toda la vida, que antes o después la dejaría. Pero no podía. Esperaba que ella cambiara. Creo que quería adaptarla a mis necesidades, y no funcionó”. 
Es aconsejable no tomar una decisión (¿vuelvo o no vuelvo?) hasta que se haya pasado el duelo. Es decir, hasta que se haya cruzado completamente el desierto de emociones que se abre tras una ruptura: tristeza, melancolía, pérdida, angustia...  “es necesario superar el duelo, porque durante este se corre el riesgo de olvidar lo malo de la relación. Casi se produce una modificación de la realidad y se ve sólo lo bueno que hubo en la pareja”. 
Otro dato interesante de la encuesta de Parship: un 51% de los entrevistados aseguraban haber sentido arrepentimiento tras dejar alguna de sus relaciones de pareja. Volver con el ex para recuperar si no el paraíso perdido por lo menos algunas migajas de felicidad puede ser muy tentador. María del Mar Martín pone el énfasis en la palabra volver y en que las personas que se estén planteando conjugar ese verbo con un ex “piensen en a qué quieren volver, ya que ese lugar al que esperan regresar a lo mejor es el mismo que les condujo a la ruptura”. Y hay que tener en cuenta que durante el reinicio, sobre todo si ha pasado bastante tiempo, ambos pueden sentirse cambiados, desconcertados. “Probablemente, al principio vivan unos días apasionados, pero si no han trabajado para la reconciliación, aparecerán de nuevo los mismos conflictos y sin duda, agravados”.
Dos personas que fueron pareja se conocen, si la relación fue lo suficientemente larga, muy a fondo. Para bien y para mal. Puede ser una ventaja, porque así, quizás, no esperan del otro mucho más de lo que les puede dar. Pero esa familiaridad puede que no deje espacio para que surja la sorpresa, la pasión, el enamoramiento. Además, están los conflictos que les separaron… ¿Cuáles son, entonces, las claves para volver con ciertas garantías de éxito?. En definitiva  el amor no es una condición suficiente para que una pareja funcione. Una mala noticia para los que creen que el amor lo puede todo. “Pero no lo puede”, explica María del Mar Martín. “En terapia de pareja, muchas veces las personas dicen que quieren seguir juntas porque se quieren, pero no basta. Muchas parejas se aman pero también se hacen mucho daño”. Además, cuanto más dolorosos hayan sido los motivos de la ruptura (engaños, infidelidades) más difícil será hacer borrón y cuenta nueva. 
Para Ana, de 41 años, la ruptura no fue nada traumática. Su relación empezó a naufragar cuando “él encontró trabajo en Colombia para estar un año. Al principio fue genial, porque yo iba a verlo de vez en cuando. Pero pasado ese año le ofrecieron un nuevo contrato y se quedó”. Un contrato laboral que hizo tambalearse el contrato sentimental. “Yo trabajaba en Guayaquil y me estaba sacando la tesis. Nos llamábamos… pero cada vez había más distancia. Así que lo dejamos, por la distancia pero también porque la relación no estaba muy consolidada. Pero como éramos amigos, durante la ruptura nos explicábamos incluso los líos que teníamos”. Una ruptura de buen rollo que seguramente allanó el camino para cuando llegó la oportunidad de intentarlo de nuevo. “Me ofrecieron un trabajo en la misma ciudad que él, y decidimos probar. Y ya han pasado veinte años desde que reempezamos, y tenemos dos hijas”. 
Por otro lado, es fundamental que durante el tiempo que ha durado la ruptura “ambos hayan hecho un trabajo personal y constructivo. Si intentan volver estando en el mismo punto personal en el que lo dejaron, es muy probable que no funcione”. Es el caso de Cristina. “La primera ruptura, tras un año y medio de relación, duró unos diez meses. Y para mí fue muy buena, en el sentido de que me abrí al mundo, a otras relaciones, evolucioné. Volvimos porque yo no encontré a nadie que fuera tan especial como él. Nadie me enamoró. Al volver a estar juntos él también había cambiado. Estaba mucho más volcado en mí. Uno de los motivos que nos llevó a romper la primera vez fue que él estaba muy centrado en su trabajo. En la segunda etapa, a pesar de la distancia, nos llamábamos, nos escribíamos, nos veíamos un par de veces al mes. Sentía que había cambiado”. 
Y ¿qué ocurre con los ex que se reencuentran diez o quince años después? “Yo suelo decir una frase que me gusta: ‘Siempre se quiere a quien se ha querido alguna vez’”. Quizás la cuestión, aparte de si hay amor o no, reside en cómo se negocia el contrato de la pareja. Puede que haya personas que no se encuentran en el momento más oportuno o que intentan plantear un tipo de relación que, en realidad, no pueden llevar a cabo. En este sentido, Isabel Menéndez recuerda a “dos personas que iniciaron una relación jóvenes y que se quisieron mucho. Pero rompieron. Pasados diez años, ambos maniobran para encontrarse de nuevo. En ese tiempo no han vuelto a tener una pareja estable. Se dieron cuenta de que cuando eran jóvenes no podían comprometerse a llevar una vida de convivencia. Cuando intentaban comprometerse más, la cosa iba a peor. Así que ahora han vuelto pero cada uno en su casa”. Un contrato con menos cláusulas que les ha permitido reiniciar su relación.
Aunque, en su opinión, los hombres son más reacios a preguntarse en qué han fallado. “Preguntarse les hace sentirse frágiles, mientras que las mujeres no tienen tanto miedo. Suelen enfrentarse mejor a su responsabilidad”. Para que la ruptura sea productiva quizás sea necesario darse un tiempo que no todos los ex se permiten. Un tiempo que será diferente para cada pareja. “Y en el que es necesario no perderse en autorreproches. Hay que plantearse qué ha llevado a elegir a esa pareja, qué no se puede soportar del otro. Así el tiempo de ruptura puede ser constructivo”.
No hay que olvidar, por otro lado, dos variantes que parecen habituales: parejas que acaban porque uno de los dos ha encontrado a otra persona. Pero esa nueva relación le sale mal. Y, cuando se siente atrapado por la soledad, quiere recuperar a su anterior pareja. “Es frecuente que algunas personas fracasen con esa segunda pareja y quieran volver con la primera sin haber elaborado nada de lo que les ha pasado”. “Y, como es lógico, tienen bastantes números para que las cosas vuelvan a ir mal”. De este modo, muchas parejas se instalan en un ir y venir, en un estar juntos y romper, como si su estado normal fuera estar en crisis. “Lo que muestra que hay conflictos que no se acaban de resolver”. También se da el caso, de las personas que rompen convencidas de que enseguida encontrarán un nuevo compañero. “Y cuando se sale al mercado, se comprueba que no es fácil encontrar amores perfectos. Pero un amor no se compra, como un coche o un viaje. En el amor existe el factor suerte, y no siempre la fortuna pasa a nuestro lado”.
Andrés no ha querido saber nada más de su ex pareja, “porque no me aporta nada positivo”. El reinicio de Ana con su ex ya dura 20 años, “por el momento, porque nunca se sabe”, apunta con una sonrisa. Cristina rompió y volvió dos veces. Y asegura que la tercera ruptura es la definitiva. “Yo estoy convencida. Cuando nos separamos la última vez, yo a él lo veía como estancado, viviendo todavía casi como un adolescente. Pero somos amigos. Hay cosas que se ven desde el principio. Yo ya me daba cuenta de que él era muy poco práctico, que era muy soñador, y que eso iba a ser un problema. Y ha sido la causa de la ruptura. Lo que pasa es que me autoengañaba para volver con él”.

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